En la baja de tu flujo
usaste un lenguaje sonoro
eruptando superlativamente
en el dolor de tus músculos,
La frialdad glacial burló
en tu recinto prohibido y reinó
en tu juventud convulsionada
por violentas palpitaciones.
Recibe pues inmunda
la música de amanecida
de labios callejeros
que estupefactos cuelgan.
Yo te había hablado del peñasco
que agrisa los sentidos aparentes
y de la aspereza ultrajada
por aciagas personas con manchas
Pero ya nada concibes mujer vil
por eso eres abortada y yo pienso
en tu fin premeditado.
Punto final.
.
.
.
usaste un lenguaje sonoro
eruptando superlativamente
en el dolor de tus músculos,
La frialdad glacial burló
en tu recinto prohibido y reinó
en tu juventud convulsionada
por violentas palpitaciones.
Recibe pues inmunda
la música de amanecida
de labios callejeros
que estupefactos cuelgan.
Yo te había hablado del peñasco
que agrisa los sentidos aparentes
y de la aspereza ultrajada
por aciagas personas con manchas
Pero ya nada concibes mujer vil
por eso eres abortada y yo pienso
en tu fin premeditado.
Punto final.
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